viernes, 25 de septiembre de 2015

La importancia de proteger el Medio Ambiente


La civilización actual está diseñada para proporcionar bienestar y comodidad, preferentemente a las élites, aunque esto tenga que conseguirse esquilmando lo propio y ajeno en cuanto a recursos naturales de los distintos continentes y océanos. El 20% de la humanidad vive a costa del sacrificio, esfuerzo y trabajo del 80% restante, y esto además tiene unas consecuencias nefastas para la salud de nuestro planeta. La contaminación y aprovechamiento abusivo de los recursos naturales han colocado a los habitantes de la Tierra ante un futuro incierto y preocupante

Todavía vemos como se gestionan los territorios y recursos en el ámbito local sin ponderar y sopesar las consecuencias que ejercemos sobre el medio ambiente, consecuencias en la mayoría de los casos irreversibles por el deterioro e incluso desaparición de los recursos de la zona. Contaminamos los acuíferos, destruimos la flora autóctona, desplazamos o directamente aniquilamos la fauna, y esto globalmente repercute en la alteración del clima. A veces todo esto se justifica con la promesa de una bolsa de trabajo para los lugareños, elemento hipotético y fugaz que desaparece muy rápidamente y se hace insostenible con el tiempo por quedar estos territorios sin ningún tipo de recursos. Uno de los ejemplos más paradigmáticos es el caso del Hotel Algarrobico, en Carboneras (Almería), que a pesar de reunir en su contra a la opinión pública de manera más o menos consensuada en todo el estado, cuenta con fuertes apoyos en el municipio, muy castigado por el paro.

El manido discurso del poder, que se ha revelado como corrupto,  manipula al transmitir a la opinión pública un mensaje de interés por las personas, dejando al medio ambiente cómo algo superfluo ante necesidades más urgentes. Omiten decir que estas actividades y proyectos proporcionan a las élites extractivas enormes beneficios a corto plazo, que prácticamente sólo repercuten en las cuentas bancarias de ese 20% que ostenta el poder.

En este siglo XXI no podemos permitirnos el ignorar la importancia de la conservación del medio natural, gracias al cual vivimos. Debemos dar prioridad a un estilo de vida compatible con la vida salvaje y asumir que nuestra existencia depende de un ecosistema al que pertenecemos.
La educación de las futuras generaciones se ha de sustentar en la premisa de que dilapidar los recursos naturales (siempre agotables y finitos) y degradar el medio ambiente lleva al exterminio de nuestra civilización

Fernando San Isidro

1 comentario:

  1. Me quedo con la última parte de la entrada para destacar lo imperativo que es encontrar la manera de compatibilizar nuestra forma de vida con la preservación de los ecosistemas, y para recordar que la relación del ser humano con el medio ha sido históricamente una permanente batalla para reclamar espacios donde vivir.

    La revolución industrial dio al hombre la capacidad de destruir mas de los que su entorno podía regenerar a corto plazo y un siglo después podemos percibir a simple vista los inconvenientes de ese impacto sobre nuestra calidad de vida. Ni que decir tiene que cuanto antes seamos capaces de cambiar las tornas mejor nos irá, y esto implica abordar los modelos productivos que sustentan nuestra sociedad. (pero eso es otro debate mas amplio…)

    ¿hacia dónde tender?..... creo que lo mas urgente es recoger la experiencia acumulada en la gente del campo y aprender a trasvasarla a las siguientes generaciones ya que este tipo de conocimiento se ha trasmitido principalmente en base a la figura del aprendiz y esta ha desaparecido prácticamente. El siguiente reto es mas difícil todavía…. Consiste en conjugar toda esta experiencia con la sabiduría acumulada en los despachos de los investigadores porque a día de hoy hay una brecha enorme entre las dos formas de afrontar los ecosistemas .

    ¿qué hacer con todo eso?.... pues mi opinión es que como la relación del hombre con el medio ha girado siempre entorno a la toma de recursos creo que lo mas inteligente es reciclar espacios urbanos e industriales para producir alimentos básicos siguiendo experiencias de cultivos con condiciones artificiales. Hay que darse cuenta que así se obtienen cosechas muchísimo mas eficientes en tiempos y recursos que las que conseguimos en la naturaleza. Con estas herramientas reduciríamos el terreno roturado lo que ayudaría a conservar acuíferos y ecosistemas, y ahorraríamos en costes de transporte.

    ¿Abandonaríamos el campo entonces?..... Tajantemente NO. Tenemos que ser consciente de que los ecosistemas son como los conocemos hoy en función del uso que se le dio ayer y si optamos por un nuevo modelo productivo tenemos que asegurar que el campo no quede abandonado. Para esto la línea de debate mas inteligente creo que es la del “bosque productivo”. Aunque os animo a curiosear sobre el tema a grandes rasgos consiste en ordenar los usos del monte intentando potenciar las especies productivas autóctonas. De esta manera, una pradera con esparragueras puede ser ramoneada por ovejas en verano e invierno ya que no atacan la planta y respetan los tiempos de producción. Esta idea aplicada a gran escala permitiría conservar los ecosistemas y aportar al mercado de alimentos lo que no se pudiera producir de otra manera.

    Cesar Otero

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