Confieso que en algunos casos soy un optimista patológico.
Como le pasa al niño del chiste, si alguien que me tiene manía me dejase una boñiga en
la puerta de casa, posiblemente una parte de mí pasaría un tiempo buscando un
pony por los alrededores.
Por eso, desde hace meses todos los días ojeo los diferentes
diarios digitales, buscando una buena noticia, una señal de que Podemos, el
proyecto del que formo parte y del que cada vez me siento más alejado, corrige
el rumbo. Hoy, por un momento, me ha parecido que había llegado ese día en el
que Podemos recuperaba un mensaje honesto y valiente y abandonaba la tarea
estéril de parecer un partido de centro
que no asusta a las grandes empresas y a las clases privilegiadas. Esta mañana
he leído algunos tuits que decían que Pablo Iglesias e Íñigo Errejón hacían
autocrítica y asumían sus errores en una carta a la ciudadanía, y prometían
comparecer con fuerzas e ilusión renovadas de cara a las elecciones generales,
convocadas para el 20 de diciembre.
Cuando he leído el texto íntegro, por más que he buscado,
solamente he podido ver la boñiga (entiéndase la metáfora). Según la cúpula del
partido, lo que ha hecho mal Podemos en estas elecciones catalanas, en las que
ha sufrido su primera derrota sin paliativos después de varios comicios en los
que las expectativas no eran alcanzadas y se lograban “triunfos discretos”, ha
sido poner un nombre muy difícil en la papeleta, confluir con otras fuerzas y
ser demasiado sensatos, realmente la única fuerza responsable.
Una vez más, me parece que la cúpula nos promete una
autocrítica y después se limita a insinuar que el electorado no está a la
altura. Tal vez sean ellos los que no están a la altura. Desde el nacimiento de
Podemos se nos viene diciendo que el éxito de la formación se debe a que este reducido grupo de politólogos son unos
excelentes estrategas políticos que siguen un minucioso plan.
Si bien admito que sus primeros pasos fueron más que
acertados, es posible que el éxito haya salido de nuestras ganas de que esto
saliera bien. Puede que hubiera (y que todavía haya) una necesidad consciente
de gran parte de la sociedad de que surja una alternativa política en la que
nos veamos representados, y que esa sea la verdadera fuerza de Podemos, y no la
genialidad de cinco profesores universitarios. Desde luego, ahora no están
resultando precisamente unos visionarios. Me da la impresión de que están
jugando una partida de ajedrez como si su adversario no pudiera mover una ficha
cada turno. No están prestando atención a los movimientos de Ciudadanos ni al
acoso primero y el vacío descarado después de los medios de comunicación.
Parece que incluso el PSOE, desde hace años fuera de combate por adolecer de un
discurso definido y por sus guiños a la derecha, le esté comiendo el terreno
ideológico a Podemos.
Puede que sea el optimista ingenuo que hay en mí el que
habla, pero creo que todavía estamos a tiempo de recuperar el contacto con la
calle, el discurso social y ambicioso y con ellos la ilusión de la gente que
hace tan poco tiempo nos apoyaba. Tarde o temprano acabaremos encontrando al
pony.
Miguel García, Miembro de Podemos Los Molinos
Totalmente de acuerdo con tu reflexión,aún creo en las plabras "el pueblo unido" tan solo con la incertidumbre de si verdaderamente existe pueblo o ha sido muerto y enterrado por la pereza de 40 años de dictadura y otros 40 de pseudo democracia monarquica
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